Está demostrado que tocar un instrumento no solo trae beneficios emocionales y sociales al permitirnos disfrutar más de la música, sino además, coincidir con otras personas que tienen los mismos intereses y desarrollar nuestros talentos artísticos.

De hecho, exponerse a música contribuye a bajar la ansiedad y mejora la frecuencia cardiaca y el humor, entre otras ventajas.

Los expertos explican que cuando alguien escucha música, el cerebro separa los elementos que la componen (melodía, ritmo, armonía, etc.) y luego vuelve a unirlos para producir una experiencia musical integrada. Algo que sucede en fracciones de segundo.

Si eso ocurre con sólo escucharla, ¿qué pasa en el cerebro cuando generamos esa música al tocar nuestro instrumento preferido? Pues que obtenemos extraordinarios beneficios para el cerebro humano y nuestro desarrollo cognitivo.

Algunos conocidos beneficios de tocar un instrumento musical son:

  • Reduce el riesgo de padecer demencia o deterioro mental. La música rejuvenece el cerebro incluso si se empieza a tocar en la vejez.

En pruebas realizadas con personas mayores de 60 años, la memoria no verbal, el recuerdo de nombres y el desarrollo de procesos ejecutivos cerebrales es mucho mejor en quienes tocaron instrumentos al menos durante una década que en quienes no lo habían hecho nunca.

  • La música pone a trabajar las cortezas visual, auditiva y motriz del cerebro.
  • Mejoran la memoria, inclusive en niños de corta edad. Además de que potencia la imaginación y la creatividad.
  • Y en los adultos, también ayuda a bajar el estrés generado por el trabajo, y por ende, su impacto en nuestra salud física y mental.

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